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Enfermedades venosas y linfáticas: cuáles son los cuidados y tratamientos para evitar que afecten la calidad de vida

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Por: Victor Gonzalez

Ultima actualización: 2021-09-22 07:26:12

Los trastornos venosos no son un mero problema estético: si bien no tienen cura, hay diversos tratamientos que permiten controlarlos y mejorar la calidad de vida de quienes los padecen. La recomendación es iniciar el tratamiento lo antes posible y no discontinuarlo para así evitar su progresión. Estudios estiman que sólo 1 de cada 4 personas consulta a un médico y es tratada. Los venotónicos, las medias de compresión, las intervenciones láser y la escleroterapia son algunas de las terapéuticas.

Pesadez, hinchazón, “arañitas”, hormigueo, y várices son algunos de los síntomas de la enfermedad venosa crónica (EVC) que se presentan en 8 de cada 10 personas en todo el mundo. Con la llegada del verano, la sintomatología se intensifica y puede aparecer con mayor prominencia, generando preocupación y vergüenza. No obstante, esta enfermedad tiene diversos tratamientos y su elección depende de múltiples factores, entre ellos, la enfermedad que presenta el paciente, el estadio de la misma y la toma de decisiones compartidas con el equipo médico tratante. La enfermedad venosa crónica afecta a las venas que son las encargadas de retornar la sangre hacia el corazón. En estos casos, las paredes de las venas se debilitan y las válvulas se dañan. Por ello es que las venas permanecen llenas de sangre.

“En el caso de las várices o las arañitas, se pueden tratar y controlar la progresión con medicación oral y tópica , medias de compresión, medidas higiénico dietéticas y la terapéutica específica para eliminar los signos de la enfermedad como son la esclerosis, procedimientos endovasculares y cirugías, si fuese necesario” explicó la doctora Mabel Bussati (M.N. 57716), especialista en Flebología y Linfología.

 

“Pero cuando la enfermedad evoluciona y se complica puede aparecer una lesión abierta como la úlcera venosa, con pérdida de piel y de tejidos; el paciente puede sufrir infecciones a repetición, involucrando en el proceso a otros tejidos, como los músculos, las articulaciones y eso lleva a la discapacidad. Es una enfermedad crónica: el paciente tiene que convivir con la enfermedad y su tratamiento durante largos períodos de la vida, impactando en su calidad de vida,” describió la especialista.

 

Factores que podemos modificar para prevenir la enfermedad venosa crónica

“Son diversas las causas que predisponen al desarrollo de la enfermedad,” indicó Bussati. “El factor hereditario es muy importante. Si alguno de los progenitores sufre de enfermedad venosa crónica, hay un 25% de probabilidad de que los hijos la cursen. Y si ambos progenitores tienen antecedentes de enfermedad venosa crónica, los hijos -independientemente del género- tienen un 90% de probabilidades de desarrollar la enfermedad,” puntualizó la especialista.

El factor hereditario es muy importante

Pese a que afecta tanto a hombres como mujeres, las variaciones hormonales, los embarazos y la ingesta de anticonceptivos juegan un rol determinante: “la relación es de 4 a 1: por cada hombre que sufre de enfermedad venosa crónica, hay cuatro mujeres con la enfermedad. Eso obedece al tema hormonal y es un factor que no podemos modificar”.

“Además de la herencia y las hormonas, la edad y la raza son otros factores que inciden. Los pacientes de raza blanca tienen mayor predisposición que los de raza negra. En el caso del envejecimiento, observamos que con el paso del tiempo se deterioran las paredes de las venas, como ocurre con todo por la distorsión del colágeno, la elastina. Esos factores no los podemos modificar. Lo importante es que hay factores que sí podemos cambiar como son las horas que pasamos sentados o parados: si la actividad diaria demanda estar mucho tiempo parado o sentado, es recomendable hacer una pausa y dedicarse a caminar un poco”, dijo

Además, Bussati, precisó que, como para evitar otras enfermedades, el sedentarismo puede agravar los cuadros. “Para la enfermedad venosa crónica se recomienda practicar natación, caminar o andar en bicicleta sin adicionar peso. El sobrepeso es otro factor que agrava y predispone al desarrollo de várices, así como también la exposición directa a las fuentes de calor, ya sean artificiales como una estufa o naturales como el sol. Por último, el uso de tacos muy altos también predispone al desarrollo de várices porque los músculos de las pantorrillas ocupan un rol muy importante para asegurar el retorno venoso, entonces, es recomendado usar zapatillas bien acolchonadas o un taco más bajo para un mejor apoyo plantar. Tampoco se recomienda usar ropa ajustada que haga efecto ‛torniquete’ y cause edema en una determinada zona. Eso es muy diferente a la compresión terapéutica que es progresiva y graduada” indicó Bussati.

Vacuna contra el COVID-19

En el transcurso del último año surgieron muchas dudas asociadas a la aplicación de la vacuna contra la COVID – 19 y el eventual desarrollo de trombos: “Fue una consulta recurrente por parte de los pacientes. Nosotros les aconsejamos a los que tienen el turno que se vacunen con la vacuna que les ofrezcan, sin importar la marca. En el único caso que recomendamos diferir la vacunación es ante un cuadro de fiebre asociado alguna infección aguda. La evidencia indica que el riesgo de trombosis es el mismo en pacientes no vacunados y en pacientes vacunados. El paciente que tiene várices no tiene un riesgo mayor de padecer trombosis tras la vacunación contra la COVID-19. La presencia de enfermedad venosa crónica implica en sí misma un mayor riesgo de padecer trombosis” refirió la especialista.

 

Infobae 

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