Imposición de plazos deja abierta opción de volver a estar en crisis si finalizan sin resultados y a la vez temor para reactivación de los sectores productivos.
El gobierno de Guillermo Lasso y la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) suscribieron finalmente un acta con varios acuerdos este 30 de junio, concretada gracias a la mediación de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), para culminar el paro nacional que duró 18 días en el país. Ahora la expectativa se concentra en el cumplimiento de estos compromisos y en los 90 días que durarán los diálogos para dar seguimiento.
Los últimos acuerdos a los que llegaron -suscritos en un acta elaborada por la CCE como mediadora, para poner fin a las movilizaciones- fueron instalar una mesa de diálogo para dar seguimiento a los acuerdos y la resolución de los temas pendientes, planteados por la Conaie, que tendrá como plazo 90 días y contará con la presencia de autoridades de las otras funciones del Estado. También la reducción del precio de los combustibles en un valor adicional de $ 0,05 para el diésel y las gasolinas eco y extra, elevando a $ 0,15 en total, y reformar el Decreto Ejecutivo 151, que contiene el plan de acción para el desarrollo del plan minero del país.
En el primer diálogo, que se suspendió el 28 de junio por el ataque a un convoy militar en Shushufindi que provocó la muerte de un uniformado, otros compromisos alcanzados entre las partes y que ya están en marcha fueron intensificar y fortalecer los controles de precios en las provincias para evitar la especulación; declarar en emergencia al sector de la salud; implementar las políticas sociales ofrecidas: incremento en el Bono de Desarrollo Humano, duplicar el presupuesto destinado a la educación cultural bilingüe, puesta en el mercado de un aceite popular y derogar el Decreto Ejecutivo 95, que establece la política petrolera del Gobierno.
Gabriella Guerrero, analista y consultora política, considera que tras el fin del paro nacional con la firma de un acuerdo, el Gobierno tiene una “nueva oportunidad” para “tomar conciencia de que las cosas no van bien y tomar un nuevo plan de acción, redireccionar a personas que tiene en su equipo de trabajo, que han demostrado no ser eficaces y hacer frente a la fragmentación social dura que existe en el país y que se traduce en acercarse a la gente.
Fuente: El Universo