Tiger Woods se encuentra hospitalizado tras sufrir este martes un grave accidente de coche en Los Ángeles que obligó a ser operado de urgencia debido a las múltiples heridas que presentaba en las piernas. Según las autoridades, el vehículo sufrió daños importantes tras salirse de la carretera y volcar. El golfista, exnúmero uno mundial, tuvo que ser rescatado del vehículo por los Bomberos y los servicios de emergencia antes de ser trasladado al Harbor-UCLA Medical Center de Los Ángeles para ser tratado de sus heridas.
Según explicó su representante, Mark Steinberg, Tiger fue sometido a una «larga» cirugía por sus lesiones en el pie, tobillo, tibia y peroné de su pierna derecha. El portavoz del departamento de Bomberos de Los Ángeles que atendió el accidente calificó las heridas de Woods «de moderadas a críticas».
«El coche viajaba hacia el norte en Hawthorne Boulevard, en Blackhorse Road, cuando se estrelló. El vehículo sufrió daños importantes», según anunció la oficina del sheriff del condado de Los Ángeles en su primer comunicado. «El conductor y único ocupante fue identificado como el golfista de la PGA Eldrick ‘Tiger’ Woods».
Varios antecedentes
Woods, de 45 años y natural del sur de California, donde se produjo el accidente, se encuentra en pleno proceso de recuperación de una operación de espalda que le mantiene inactivo desde diciembre. Su objetivo era regresar en el Masters de Augusta, en abril. Ahora estaba en su estado natal como organizador del Genesis Invitational, torneo del que es promotor y disputado el pasado fin de semana en el Riviera Country Club con la participación de Jon Rahm.
No es el primer incidente de Tiger Woods relacionado con los coches. En 2009, chocó con su vehículo a las puertas de su casa en Florida, un incidente que destapó su historial de infidelidades y que le costó su relación con Elin Nordegren. En 2017, el golfista, ganador de 15 majors, sufrió un nuevo accidente tras quedarse dormido al volante. La Policía encontró el vehículo con dos ruedas pinchadas, una luz trasera rota y el parachoques destrozado. Dentro, el jugador seguía soñoliento y con dificultad para mantenerse en pie y para hablar con normalidad. Woods achacó el accidente a una reacción inesperada a unos medicamentos.
