Los huracanes se han convertido en algo cotidiano al final de cada verano para los habitantes de Florida, pero suelen llegar por la costa oriental. Ian, sin embargo, entra de lleno por la parte occidental del Estado. En la bahía de Tampa se recuerdan especialmente los huracanes de 1848 y 1921, que tuvieron efectos devastadores y hasta redefinieron la geografía de la zona. El nivel del agua de las inundaciones en 1921 superó los tres metros, afectó al centro de la ciudad y destruyó buena parte de las estructuras de la costa. Hay señales en Tampa que indican del riesgo de inundaciones catastróficas como aquellas. La referencia más reciente de un huracán que golpeó la costa occidental de Florida es Charley, en 2004, que afectó a Punta Gorda y Port Charlotte, algo al sur de Tampa, cerca de Fort Myers, en la zona en la que el ojo va a tocar tierra. Michael, en 2018, afectó a la parte norte de la costa, la zona de cabo San Blas.
La temporada de huracanes en el Atlántico empezó este año con algo de retraso, pero en septiembre ha recuperado el tiempo perdido. La primera tormenta en alcanzar la categoría de huracán fue Danielle, a principios de este mes, cuando lo normal es que en agosto ya haya algún huracán. Luego le han seguido Earl (que afectó a islas del Caribe), Fiona (que castigó especialmente a Puerto Rico) y ahora Ian. Entremedias ha habido otras tormentas tropicales que han recibido nombre, pero que no han alcanzado la categoría de huracán.
En su paso por Cuba, Ian dejó a más de 11 millones de cubanos sin luz este martes. El sistema eléctrico nacional colapsó debido a los daños provocados por el huracán a su paso esta madrugada por Pinar del Río, la provincia más occidental del país, y eso que el ciclón no afectó de lleno a los centros económicos más importantes del país. Las autoridades de la isla se limitaron a informar en una escueta nota que por una “condición excepcional” dejaba de haber fluido eléctrico en el país. En algunas zonas ha empezado a recuperarse.
Las inundaciones y los daños en zonas costeras del occidente son graves, numerosas localidades están aisladas y la ciudad de La Habana vive una situación de caos en medio del inesperado apagón, a lo que se suman derrumbes totales y parciales de viviendas y numerosas calles cortadas por árboles caídos, pese a que Ian no golpeó la capital con toda su fuerza.