El presidente de Irán, Ebrahim Raisí, saludó a las fuerzas de seguridad por el trabajo realizado en los últimos días.
Policías antidisturbios equipados con porras y lanzadores de gases se apostaron este jueves en las calles de Teherán, la capital iraní, en un intento del gobierno para controlar las protestas que se desataron tras la muerte de Mahsa Amini.
En esta ciudad se vive un ambiente tenso, debido a que Mohsen Mansouri, gobernador de la provincia de Teherán, dio por finalizadas las protestas. No obstante, la población sigue teniendo presente los sucesos que generaron las multitudinarias marchas, donde se han reportado varios manifestantes muertos.
“Los recientes disturbios han terminado y Teherán es seguro desde hace varias noches”, dijo Mansouri, según medios locales.
La Policía de la moral de Irán detuvo a Amini el pasado 13 de septiembre, debido a que supuestamente la joven llevaba mal puesto el velo islámico. Fue llevada a una comisaría para asistir a una sesión de “reeducación”, pero días después murió en un hospital adonde llegó en coma tras sufrir un ataque al corazón.