El informe del Comité de Inteligencia del Senado estadounidense revelado este martes sobre las técnicas de interrogatorio de la CIA asegura que los agentes actuaron de una manera mucho «más brutal» de lo que indicaron a los legisladores y a los estadounidenses y que además sus métodos no fueron efectivos.
El informe, publicado hoy tras cinco años de recopilación de documentos e investigaciones, aborda el uso de controvertidos procesos de interrogatorio a sospechosos y miembros de Al Qaeda retenidos en instalaciones secretas en Europa y Asia en los ocho años posteriores a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Acusaciones
Investigadores del senado acusaron a la CIA el martes de provocar dolor y tormentos a prisioneros de Al-Qaeda mucho más allá de los límites que admite la ley estadounidense y engañar luego al país con cuentos de interrogatorios que salvaron vidas sin tener siquiera sustento en los propios archivos de la agencia de espionaje.
La Comisión de Inteligencia del Senado divulgó pruebas de los archivos de la CIA de que el trato infligido a detenidos en cárceles secretas hace una década fue peor de lo que el gobierno informó al Congreso o al público. Aunque no califica los métodos como tortura, la senadora Dianne Feinstein, presidenta de la comisión, escribió que «bajo cualquier acepción común del término, los detenidos de la CIA fueron torturados».
Además de la conocida práctica del submarino, los métodos de interrogatorio incluían privación de sueño durante semanas, golpes, encierro en pequeños cofres, aislamiento durante largos períodos y amenazas de muerte.
Tres detenidos fueron sometidos al submarino, un método que simula ahogarlo. Quebrantados por el tratamiento, algunos suplicaban y lloriqueaban y uno tomaba una posición «sumisa» apenas el interrogador chasqueaba los dedos.
A pesar de su eficacia para quebrar la moral de los detenidos, las «técnicas de interrogatorio acentuadas» no dieron resultados en lo que realmente importaba, dice el informe en su conclusión más controvertida. Con despachos, correos electrónicos y transcripciones de entrevistas de la propia CIA refuta la justificación principal de la tortura: que se salvaron vidas estadounidenses y se frustraron conjuras terroristas mediante la información que suministraron los detenidos cuando fueron sometidos a interrogatorios sumamente duros.
Cinco años de investigación
El documento de 500 páginas dado a conocer el martes incluye el resumen y las conclusiones de un informe aun secreto de 6.700 folios, producto de una investigación que tomó cinco años y costó 40 millones de dólares. El presidente Barack Obama ordenó desistir de esos métodos cuando asumió hace casi seis años, aunque los más duros estaban en desuso desde hacía varios años.
El informe da un catálogo que lo que califica de afirmaciones erróneas de altos funcionarios de la CIA al presidente, el Departamento de Justicia, el Congreso y el público. Describe una conducción tan ineficiente que en determinado momento no sabía cuántos detenidos tenía. Investigadores del Senado contaron 119, cuando los memorandos difundidos en 2009 hablaban de 98. Al menos 39 fueron sometidos a esos métodos de interrogatorio, según el informe, aunque la CIA dijo que eran 30.
Feinstein dijo que el método de la CIA era de «detención secreta por tiempo indeterminado y el uso de métodos de interrogatorio brutales, violatorios de la ley estadounidense, las obligaciones impuestas por tratados y nuestros valores».
La publicación del resumen del informe, después de meses de arduas negociaciones sobre lo que se debía eliminar, provocó temores de que pudiera provocar violencia contra estadounidenses en el extranjero. Las embajadas acentuaron la seguridad y las bases militares en el mundo estaban en alerta. El secretario de Estado John Kerry pidió a Feinstein que aplazara la difusión, pero en vano.
Meses atrás, Feinstein acusó a la CIA de infiltrarse en las computadoras del Senado al deteriorarse las relaciones entre la cámara y la agencia de espionaje. El informe fue redactado por los colaboradores de la senadora, entre ellos Daniel Jones, un ex agente del FBI.