La musculatura abdominal está formada de cuatro músculos distintos: recto, oblicuos interno y externo y transverso.
La expresión de ¿Por qué los abdominales se hacen en la cocina? se ha hecho tan famosa porque no puede ser más cierta. Esta afirmación se basa en el hecho de que es mucho más fácil ganar calorías en la alimentación que quemarlas a través del ejercicio.
La zona abdominal es un área de nuestro cuerpo que en general, suele acumular mucha grasa. Antes que nada, hay que entender primero que la musculatura abdominal está formada de cuatro músculos distintos: recto, oblicuos interno y externo y transverso.
Cada uno de ellos tiene una composición predominante de fibras musculares distintas. Por un lado, las fibras lentas, que requieren de un tipo de entrenamiento más orientado a la resistencia a los esfuerzos (fuerza resistencia),tal como reseña Marca.
Por otro lado están las fibras rápidas, que nos permiten realizar grandes esfuerzos musculares en lapsos de tiempo muy cortos, pero de máxima intensidad, como estabilizar el tronco durante un salto o giro, realizar rotaciones, inclinaciones.
Alimentación y ejercicio: abdomen de ácero
Como bien sabe, la parte abdominal es la zona del cuerpo que más almacena energía en forma de grasa y esta zona suele ser de las últimas en movilizar estos depósitos.
Entender estos dos aspectos es importante para saber que, por mucho que trabajemos el abdomen a nivel muscular (aunque sea muy importante tanto para la postura), esto no va a tener un reflejo a nivel estético, sin que alcancemos los niveles de grasa corporal para ello.
La fuerza o el aspecto muscular de nuestro abdomen están directamente relacionado con la frecuencia e intensidad con la que los entrenemos, pero también con el nivel de grasa corporal que tengamos, particularmente en la zona del abdomen.