El presidente Guillermo Lasso pidió la disponibilidad de todos los generales de Policía luego de la desaparición y muerte de María Belén Bernal.
¿Qué pasa si se registra un caso de conmoción nacional o una crisis de seguridad? ¿Quién tiene que tomar las decisiones en la Policía Nacional? Esas preguntas surgen después del pedido del presidente de la República, Guillermo Lasso, para que los generales del mando institucional pongan a disponibilidad sus cargos, algo que está previsto para este lunes 26 de septiembre.
La decisión del Ejecutivo se adoptó en el contexto de la desaparición y femicidio de la abogada quiteña María Belén Bernal, quien ingresó a la Escuela Superior de Policía Alberto Enríquez Gallo el 11 de septiembre y desde entonces no se supo más de ella hasta que hallaron su cadáver el miércoles 21 en el cerro Casitagua.
Germán Cáceres, instructor de dicho centro y cónyuge de la ahora occisa, es el principal sospechoso en este caso por el que la atención de la opinión pública está centrada en la institución policial.
La noche del 23 de septiembre, el presidente Lasso, en cadena nacional, pidió la renuncia del ministro del Interior, Patricio Carrillo, y le dio una semana al comandante de Policía, Fausto Salinas, para que entregue alguna información respecto a Cáceres, quien está prófugo. Y el sábado, el Ejecutivo designó a Juan Zapata como nuevo titular de la cartera del Interior.
Según el investigador y docente en temas de seguridad Lautaro Ojeda, el hecho de que los generales del alto mando policial pongan a disposición sus cargos no implica que ya hayan sido removidos, por tanto, “todavía se encuentran en funciones operativas”.
Él cree que los generales mantienen la capacidad de tomar decisiones, pues recién se iniciará un proceso de revisión en el que el Ejecutivo decidirá a quiénes remover del cargo o ratificar, pero recalcó que ellos tienen las facultades y obligaciones para continuar en funciones.
“Para mí es muy apresurada, yo diría ofuscada, la decisión del presidente, porque cuando él va a Nueva York ratifica la confianza en el ministro del Interior (Patricio Carrillo) y al regreso, bajándose del avión, primero le pide la renuncia, después le sustituye (…), lo mismo con esa amenaza al comandante de darle una semana para encontrar al teniente, me parece que es aventurado. ¿Basado en qué? ¿Por qué no cuatro u ocho días? No tienen fundamento estas decisiones”, comentó el académico.
En el caso, añadió Ojeda, de que el presidente decida la salida de todos los generales, la situación sería más compleja, y una de las alternativas sería buscar a los coroneles más antiguos para ascenderlos y ejecutar así la reestructuración institucional.